Entrevista a Alfredo Romero,
helicopterista del Ejército de Malvinas
“La guerra no valió nada”
A más de tres décadas
del conflicto del Atlántico Sur, Alfredo Romero, ex - combatiente y héroe de
Malvinas cuenta cómo fueron los días de combate, el anécdotas de guerra, y cómo
se siente vivir el día a día con tan fuertes recuerdos.
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Desde su casa en Ranelagh, el ex-combatiente cuenta su experiencia en Malvinas |
¿Cómo se podría ver la guerra desde un punto de vista más humano?
Humana fue la toma se podría decir, pero la guerra es lo más
sucio que hay. Cuando te hablo de la
parte humana, te estoy hablando sobre las tres posiciones en las cuales el ser
humano se encuentra en la guerra, qué es lo que le pasa. La primera es el primer impacto que sufre la
persona dentro de la guerra, que es el miedo.
El que
te dice que los primeros dos o tres días de entrar en combate no tenía miedo es
un mentiroso. Sí, ese miedo lo ibas superando mas rápido
que otros en la medida en como estabas preparado para la guerra. Después pasa, transcurrido el tiempo, si
seguís combatiendo, entras en lo que se denomina en la medicina de guerra, el
“estrés de combate”, en el cual superaste el miedo, el miedo te da coraje, y
del coraje pasas al otro punto extremo, llega un punto en el cual no te importa
si vivir o morir. A mí me ha pasado
personalmente, transcurridos aproximadamente 30 días, ya a fines de mayo,
cuando se presento una alerta para salir a bombardear, en vez de salir y con
todos los demás cubrirnos en los pozos, salimos rápido y emprendíamos la tarea
que a cada uno le tocaba, reabastecer el helicóptero, hacer el mantenimiento,
lo que fuese. Ese punto en el cual te
entregás a decir, bueno, si me toca morir que me toque y se acabó, te da lo
mismo vivir o morir.
¿Cómo era la vida allá?
Se entraba en pequeños combates, porque se trató siempre de
buscar el rendimiento, sin embargo perdimos al capitán Sciaquino de Marina, que
vino a ser el primer héroe que caía en la “Toma de Malvinas”. Mientras que las bajas inglesas eran cero. Prevaleció, digamos, resguardar la vida y no
atacar a matar. Eso fue en la
toma. A partir de ahí, se empezó a
hacer el despliegue a distintos puntos de la isla, con el primer objetivo de
tomar la capital.
Individualmente, ¿Cuál era el sentido que cada uno le encontraba a la
guerra, creían que valía la pena estar ahí?
El sentido nacionalista patriótico era luchar por lo que se
creía que era nuestro. Pero por
supuesto, tampoco era el deseo de nadie estar ahí combatiendo, peleando por
sobrevivir, teniendo frío y deseando todo el tiempo volver a casa.
No es la guerra, la acción indicada para
solucionar este tipo de problemas limítrofes.
¿Cuáles son las consecuencias que usted cree que trajo la guerra?
¿Usted cree que valió la pena, todo por lo que se pasó, lo que se hizo, piensa
que se consiguió algo?
La guerra en sí, trajo como consecuencia pérdidas de vida humana
de ambos bandos, y me deja como militar, que hay que evitarla, hay que abocarse
y poner todo el esfuerzo en la vía diplomática. La guerra, ¿valer la pena?
No, no valió nada, mirándolo desde cualquier postura no se consiguió
nada excepto muertes y sufrimiento. No
obtuvimos nada, porque hay un reloj, en términos militares, el cual marca un
objetivo, este tiene diferentes sectores, la aguja puede señalar, tengo
poquito, tengo algo, tengo mucho y tengo todo.
Y por la experiencia que tuvimos en Malvinas, ¿qué es lo que hoy
tenemos? Nada, se puede decir que no obtuvimos nada.
"Nuestros superiores siempre mantuvieron la aguja en querer todo. Mientras que pudimos haber tenido algo, poquito".
¿Cómo fue su experiencia siendo helicopterista? Me imagino que debe
haber visto mucho…
Francamente, conocí todas las Malvinas debido a que el helicóptero era
una pieza fundamental para los traslados de víveres, municiones, personal,
heridos y muertos. Este a la vez era un
trabajo que presentaba varias dificultades, como los vehículos se empantanaban
en el terreno malvinense, los helicópteros tenían muchas dificultades para
avanzar, para unir punto con punto de diferentes lugares donde estaban las
unidades desplegadas dentro de Malvinas.
Las partes que a mí me quedaron mas marcadas y las que los primeros días
me hicieron muy muy mal, fueron sobretodo la recuperación de heridos, y hasta
pedazos de cuerpos, porque había soldados que murieron por efecto de una
granada, de una munición de camión, y me han entregado en una bolsa un torso,
nada más, sin pies, manos, ni cabeza.
El después de la guerra...
Una vez terminada la guerra, cuando volvió a su casa, ¿Cuál fue el
sentimiento que tuvo?
Se acabó todo. Era una gran
sensación de impotencia. Reconozco el
tema de que la rendición fue dura, triste, pero a la vez hay que entender por
qué se rindió en ese momento el general Menéndez; si hoy podemos estar
charlando, es porque con esa rendición resguardamos la vida de aproximadamente
3.000 personas. Prevaleció la vida
antes que el combate. Todavía el día de
hoy se escucha mucho acerca de los ex combatientes que no se escondieron,
porque a pesar de la derrota, tenemos el orgullo de haber representado al
argentino, desde el niño, al maestro, el doctor, el ingeniero hasta el
presidente, lo hemos representado con nuestro uniforme y nuestra bandera. Con valor y heroísmo.
¿Tiene algún mensaje para el que lea esta entrevista?
Que se evite por todos los medios una guerra, que siempre aunque
nos cueste un tiempo, noches, días, horas, minutos, segundos, logremos el
objetivo a través de la diplomacia, no a través de las armas.
Es
hasta el día de hoy que Alfredo afirma llevar una vida “casi normal”, le llevó
mucho tiempo cerrar heridas, recuerdos, angustias, cerrar visiones y audiciones
de lo que fue la guerra. Todavía hoy,
una tormenta fuerte, la explosión que hace un rayo al hacer en la tierra, lo
conmueve y le produce instantáneamente un regreso a su inconsciente, está
durmiendo y se estremece, salta, y esas son secuelas. Concluyó: “Creo que al final somos humanos, y a través del
diálogo nos vamos a entender”.
- 27 de marzo: llamado a comisión teórica. Se prepara un helicóptero con destino a
Calafate, con el fin de brindarle apoyo a la frontera de Gendarmería
Nacional. La orden de vuelo decía pasar
previamente por Bahía Blanca y seguir las instrucciones. Aterrizaje en Bahía Blanca, los soldados
pasan la noche en la base aeronaval.
- 30 de marzo: la Junta militar ordenó la
puesta en marcha del operativo, fijando como fecha de ejecución el 1 de
abril. Los efectivos que tendrían a su
cargo la ejecución de este plan eran la Flota de Mar, Aviación Naval, el 2°
Batallón de Infantería de Marina, Regimiento de Infantería 25 del Ejército
Argentino y aviones C-130 Hércules de la Fuerza Aérea Argentina, bajo el mando
del Almirante Carlos Busser.
- 2 de abril: se realizan vuelos desde el
rompehielos “Almirante Irízar” hacia el portaviones “25 de mayo”, en el cual
había una coordinación de la “Operación Rosario”, nombre con el que se denominó
la operación de Malvinas. Desembarco de
tropas desde el portaviones del rompehielos y cabecera de playa en el lugar.
Vidal María Florencia
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