
Fue en 1993 cuando el fotógrafo sudafricano Kevin Carter tomó en Sudán la imagen de Kong Nyong, una niña desnutrida, con un buitre a punto de acecharla por detrás. La fotografía fue publicada por The New York Times y al año siguiente Carter ganó el premio Pulitzer por dicha imagen. Pero la presión de la crítica fue más y el fotógrafo se suicidó dos meses después de recibir el premio. La opinión pública entendió la foto como una alegoría de lo que sucedía en Sudán: la niña representaba la pobreza, el buitre era el capitalismo y Carter era la indiferencia del resto de la sociedad. La pregunta de por qué se suicidó es más fácil de responder que la de por qué no ayudó a la niña. El hombre se encontró en una encrucijada en la que se vio obligado a elegir...y no dudó. Por eso no nos extraña que en su carta de suicidio haya escrito: "Estoy atormentado por los recuerdos vividos de los asesinatos y los cadáveres y la ira y el dolor [...] del morir del hambre o los niños heridos".
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