¿Ya resulta imposible imaginar nuestro modo de pensar sin las fotos? Hace treinta años, Susan Sontag publicó una serie de ensayos en los que analizaba el papel de la fotografía en el mundo desde las perspectivas más diversas. Dijo que la fotografía se ha transformado en uno de los medios principales para experimentar algo, para dar una apariencia de participación. Una fotografía no es el mero resultado del encuentro entre un acontecimiento y un fotógrafo; hacer imágenes es un acontecimiento en sí mismo, y uno que se arroga derechos cada vez más perentorios para interferir, invadir o ignorar lo que esté sucediendo. Nuestra percepción misma de la situación ahora se articula por las intervenciones de la cámara. Fotografiar es esencialmente un acto de no intervención. Parte del horror de las proezas del fotoperiodismo contemporáneo tan memorables como las de un bonzo vietnamita que coge el bidón de gasolina y un guerrillero bengalí que atraviesa con la bayoneta a un colaboracionista maniatado proviene de advertir cómo se ha vuelto verosímil, en situaciones en las cuales el fotógrafo debe optar entre una fotografía y una vida, optar por la fotografía.
"La sociedad de imágenes es, por primera vez
en la historia, una sociedad de información”
(Göran Sonesson)
jueves, 16 de junio de 2011
Susan Sontag y la fotografía
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